Impacto del envejecimiento de la población en el precio de la vivienda

24 marzo, 2021 | Antonio Beltrán

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La mejora de la calidad de vida y los continuos avances de la ciencia médica correlacionan muy positivamente con el aumento en la esperanza de vida, y ello unido a una baja tasa de natalidad conlleva a que inevitablemente se produzca un progresivo envejecimiento de la población.

Que la pirámide de edad de la población paulatinamente experimente crecimientos en sus partes más altas, en contraposición con un estrechamiento de las franjas de menor edad, lo que viene a conocerse como la inversión de la pirámide, provoca una gran diversidad de consecuencias de diversa índole y fundamentalmente económicas, administrativas, sanitarias y sociales.

Por citar algunos ejemplos debemos saber que la reducción progresiva de personas profesionalmente activas, como una de las consecuencias de este envejecimiento poblacional, puede constituir un serio problema cada vez de mayor severidad, que dificulte el crecimiento económico y que perjudique al estado del bienestar.

También, desde el punto de vista político y administrativo, se deben de estudiar para poder atender adecuadamente, las necesidades y requerimientos de comodidad y atención que precisa la población mayor y que cada vez serán más numerosas.

En España el fenómeno Baby Boom se produce desde finales de los años 50 hasta mediados de los años 70, concretamente entre 1958 y 1975. Se inicia cuando van terminando los penosos y duros años de la posguerra y se va instalando la tendencia favorable al desarrollo y al crecimiento económico. En esta buena coyuntura y saludable contexto crece con fuerza la natalidad.

Estos tramos gruesos poblacionales van a ir progresivamente jubilándose y no han ido compensándose con un número alto de nacimientos en sus posteriores generaciones, lo que lleva a un desequilibrio demográfico importante.

Se pronostica que el progresivo envejecimiento de la población provocará una caída del precio de la vivienda

Existen importantes estudios que analizan las probables consecuencias de la progresiva subida de extensas franjas de la población, a las posiciones más altas de edad de la pirámide junto a una baja tasa de natalidad.

Así, anticipando que un creciente porcentaje de las personas de más edad irán vendiendo parte de sus activos, entre ellos sus viviendas para disfrutar de una mejor jubilación, se presupone que todo ello impactará sobre el precio de la vivienda, haciéndolo decrecer.

Aunque estas circunstancias pueden darse, puede ser que el impacto no sea tan pronunciado como el previsto, al darse otros factores económicos y sociales que lo minimicen considerablemente y que incluso lleguen a cambiar el pronóstico.

Mayor esperanza y calidad de vida en la población más longeva

En las tres últimas décadas se han producido numerosos cambios en los modelos de conducta de la población.

También es evidente que las condiciones físicas y psicológicas a las que llegan las personas en edad avanzada son cada vez mejores, y hay un progresivo aumento de la esperanza de vida.

Los anteriores positivos condicionantes llevan a que muchas de las personas que se jubilen se vean totalmente capacitadas para continuar viviendo y disfrutando de sus hogares de forma independiente y autónoma y que incluso, en lugar de vender su hogar, exploren otras formas de inversión como la adquisición de otra vivienda para destinarla al alquiler y conseguir de este modo un extra o complemento muy importante para su pensión.

En este sentido, sería una preparación para la llamada su “tercera vida”, siendo esta además muy satisfactoria al disfrutar de buena salud y también libre de cargas familiares y económicas, habiendo terminado de pagar su hipoteca o liquidado el mayor grueso del préstamo hipotecario y el resto de sus deudas.

Ello puede llevar, no solo a que no decrezca el precio de la vivienda por un exceso de oferta, sino a que aumentase por una mayor demanda.

En definitiva, se trata de ver como se van conjugando la diversidad de factores. Pero el problema sigue ahí, y una baja tasa de natalidad nunca puede ser un buen pronóstico para las inmobiliarias o cuanto menos es un factor que resta para el negocio inmobiliario residencial.

La relación de menos hogares en el futuro por menor natalidad es clara y manifiesta, pero también puede verse compensada con la inmigración y el fomento y promoción del turismo, haciéndolo atractivo con el fin de lograr la captación de turistas residenciales que vengan a vivir a España cuando llegue su jubilación.

Inversiones inmobiliarias que caerán y subirán en el sector inmobiliario con el envejecimiento de la población.

Es evidente que el sector inmobiliario es muy poliédrico y contiene muchas vertientes y unas pueden verse perjudicadas por una población cada vez más longeva, pero otras inversiones pueden verse claramente beneficiadas.

Es fácil que progresivamente decaiga la inversión en oficinas al disminuir paulatinamente el grueso de población activa y que también se vea cada vez más rebajada la apuesta en viviendas para jóvenes, estudios y obra residencial con funcionalidades para familias jóvenes con hijos.

En otra vertiente puede verse incrementada de manera muy significativa la inversión en residencias para mayores y también la correspondiente a la construcción de viviendas que cuenten con las comodidades y funcionalidades que satisfagan las necesidades de las personas mayores.

Y si no hablamos de obra nueva, también será muy demandada la reforma o renovación de viviendas con el fin de adaptarlas a la población mayor o la compra de vivienda usada pero que ya disponga de estas funcionalidades prácticas para las personas de más edad.

La cultura de la vivienda en propiedad y la hipoteca inversa

En España existe la cultura de tener la vivienda en propiedad desde hace muchas décadas, y especialmente en los años de expansión económica, las personas y familias se lanzaban a la búsqueda de una hipoteca con el fin de que adquirir una vivienda. Se huía del alquiler.

Cuando irrumpieron las dificultades económicas paulatinamente fue resurgiendo de nuevo la práctica de arrendar. Pero ahora, aquellos que invirtieron en un piso o casa y la tienen en propiedad, en su momento de jubilación les puede suponer una excelente tabla de salvación si surgen contratiempos económicos de envergadura, o si la pensión no es suficiente para atender todas las necesidades.

Ser titular de una vivienda también puede servir para añadir un complemento a la pensión. Existe la figura de la hipoteca inversa. En este caso, no es la entidad financiera la que recibe una cuota mensual por la hipoteca firmada, sino que es el titular del inmueble el que la recibe.

Con la hipoteca inversa, el pensionista cuenta con una mayor liquidez mensual. Sus herederos recibirán la propiedad de la vivienda, pero también la deuda que se ha ido contrayendo junto con sus intereses y estos podrán liquidar la deuda o contraer un crédito hipotecario que ya no será inverso, para ir liquidando la deuda contraída.  También pueden vender la vivienda y con el dinero obtenido devolver el préstamo hipotecario.

Conclusiones sobre el impacto del envejecimiento sobre el precio de la vivienda

Como hemos visto el envejecimiento progresivo de la población, supone múltiples consecuencias de diversa índole y más específicamente va impactando sobre el sector inmobiliario y en el precio de la vivienda, pero no lo va haciendo de la misma manera en la que se presupone en estudios previos.

El tener un desequilibrio demográfico consistente en una ciudadanía cada vez más longeva y una baja natalidad, no conlleva a que vaya haber un exceso de oferta en la vivienda y una caída del precio de la misma, al menos en el corto y medio plazo.

Hay unas inversiones inmobiliarias que se irán haciendo menos atractivas como las viviendas para jóvenes y la construcción de oficinas, pero otras se irán beneficiando como las viviendas acomodadas a personas mayores o la construcción de residencias.

Actualmente las personas que llegan a la edad de jubilación lo hacen en buenas condiciones de salud que les permite ser autónomas e independientes y con una buena esperanza de vida en su horizonte, por lo que no están dispuestas a desprenderse de su vivienda en muchos casos e incluso puede optar por invertir en otra vivienda y destinarla al alquiler y conseguir un excelente extra para su pensión.

Además, existe la alternativa de la hipoteca inversa en la que los propietarios siguen en su vivienda y además recibiendo una cuota mensual por ella.

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